La salud mental en la Agenda 2030
En los últimos años se ha evidenciado, el importante papel que juega la salud mental en la vida moderna actual. Llama la atención el aumento en el número de casos de personas con trastornos graves de esta naturaleza, que fallecen de forma prematura. Como muestra de ello, es imprescindible señalar que, entre los problemas de salud pública Global, se tiene a la depresión como una de las principales causas de discapacidad. Dicha condición afecta la esfera emocional, laboral, social y económica de quienes la desarrollan. Del mismo modo, se considera al suicidio como la segunda causa de defunción entre las personas de 15 a 29 años de edad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS); de la cual México es miembro fundador desde 1948.
En este sentido, y de acuerdo con la OMS la salud mental es “un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos”.
Por tal razón, ha sido considerada como uno de los ejes primordiales para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a partir de su inclusión dentro de las principales metas del ODS 3, mismo que contempla el tratamiento y la promoción de la salud mental, a fin de garantizar una vida sana y promover el bienestar, para lograr el desarrollo sostenible.
Asimismo, su importancia radica en que, además de ser considerada como un derecho humano fundamental, también se aprecie como un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
Son multifactoriales los riesgos que amenazan la salud mental de las personas, familias y comunidades; sin embargo, la prevención encuentra su foco en identificar los riesgos individuales, sociales y estructurales y adoptar las medidas necesarias por parte de los sectores responsables, con el objeto de crear entornos favorables que reduzcan estos riesgos.
Ahora bien, con base en los resultados que arroja el Atlas de Salud Mental publicado por la OMS en el año 2021, sólo el 51% de los 194 Estados Miembros de la Organización informaron que su política o plan de salud mental estaba en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos; esto es, por debajo del 80% del objetivo; y apenas el 52% de los países cumplieron la meta relacionada con los programas de prevención y promoción de la salud mental.
Por otro lado, se ha revelado que algunas problemáticas sociales que se presentan en el entorno laboral amplifican el impacto negativo en la salud mental de quienes están expuestos a discriminación, desigualdad, intimidación, violencia psicológica (también conocida como mobbing), acoso laboral; entre otros, por lo que se estima fundamental contar con un entorno laboral seguro y saludable.
Derivado de lo anterior, para abordar los problemas de salud mental en el entorno laboral la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) establecieron nuevas directrices encaminadas a adoptar medidas concretas dirigidas a los gobiernos, personas empleadoras, así como trabajadoras y sus organizaciones, en los sectores público y privado, tales como la creación de un marco legal para proteger la salud y la seguridad de las y los trabajadores.
En este entendido, los riesgos para la salud mental en el trabajo pueden incluir:
- Insuficiencia de capacidades o su empleo deficiente en el trabajo;
- Cargas o ritmo de trabajo excesivos, falta de personal;
- Horarios excesivamente prolongados, antisociales o inflexibles;
- Falta de control sobre el diseño o la carga del trabajo;
- Condiciones físicas de trabajo inseguras o deficientes;
- Cultura institucional que permite comportamientos negativos;
- Apoyo limitado por parte de colegas o supervisión autoritaria;
- Violencia, acoso u hostigamiento;
- Discriminación y exclusión;
- Funciones laborales poco definidas;
- Promoción insuficiente o excesiva;
- Inseguridad laboral, remuneración inadecuada o escasa inversión en el desarrollo profesional; y
- Demandas conflictivas en cuanto a la conciliación de la vida familiar y laboral.
En México como parte de los esfuerzos para lograr la transversalidad en el tema de la salud mental, surgió desde 2018, la norma oficial mexicana NOM-035-STPS-2018, la cual tiene por objetivo brindar las herramientas necesarias para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial y la violencia laboral en los lugares de trabajo, así como definir las políticas de prevención que cada organización de manera específica implementará como parte de las acciones correctivas necesarias, acorde a sus capacidades, abonando a generar un ambiente laboral sano y agradable en todas las organizaciones.
Dicha disposición en un sentido más práctico busca promover relaciones laborales sanas, productivas y duraderas. Aplica sobre todo el territorio nacional, en cualquier tipo de empresa y organización laboral y entró en vigor en dos etapas: la primera, en octubre de 2019, con implementación de acciones preventivas; la segunda, en octubre de 2020, con la labor por parte de las empresas de identificar las condiciones desfavorables y aplicar un plan de acción.
Esto en virtud de que la norma consideró disposiciones diferenciadas de acuerdo con el tamaño de empresa.
¿Cuál es el panorama actual en México?
Tal y como lo muestran los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), antes de la pandemia por Covid -19, México ya figuraba como uno de los países con mayor fatiga por estrés laboral, toda vez que al menos el 75% de sus trabajadores padecía esta condición, superando a China (73%) y Estados Unidos (59%).
En este contexto, México ocupa la dieciseisava posición a nivel mundial con más personas con depresión, ya que 8% de su población la padece, y las mujeres representan al sector de la población que tiene tres veces más riesgo de padecerla.
Aunado a lo anterior, de acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA) a finales de 2020 se reportaron 84,396 nuevos casos de personas con depresión. En 2021, la cifra subió a 104,719, y en 2022, se registraron 131,454.
Por otro lado, de acuerdo con las cifras reveladas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021 se registraron 8,351 fallecimientos por lesiones autoinfligidas a nivel nacional, lo que representa una tasa de suicidio de 6.5 por cada 100 mil habitantes, observándose que los hombres de 15 a 29 años son el grupo con mayor riesgo, ya que ocurren 16.2 suicidios por cada 100 mil hombres entre estas edades. De igual manera, se determinó que el suicidio en personas de 15 a 29 años constituye en el país la cuarta causa de muerte.
Adicionalmente, la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado del INEGI arrojó que el no contar con una red de apoyo en el trabajo desencadenó que 15.4% del personal empleado tengan síntomas de depresión, y advirtió que la ansiedad severa está presente en el 19.3% de esta población.
Todo ello, combinado con las deficientes condiciones laborales, jornadas laborales de más de 48 horas semanales, ingresos insuficientes, falta de prestaciones; entre otros, representa una constante presión económica que repercute en estrés y otros problemas de salud mental, tales como los previamente mencionados, riesgos a los que las y los mexicanos se encuentran expuestos todavía a pesar de la existencia de la Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2023, ya que existen un sin número de ejemplos en donde dicha norma continua todavía sin implementarse como es el caso de miles de dependencias gubernamentales y empresas del sector privado en las que no se tiene el interés ni medianamente por su aplicación.
Por lo tanto, para lograr avanzar en la prevención de riesgos psicosociales, los diversos actores involucrados deberán de comprometerse de manera proactiva y realizar las inversiones de recursos necesarios para prevenir y atender esta problemática de salud en los entornos laborales, así como poner en marcha medidas efectivas que puedan prevenir los riesgos de salud mental en el trabajo, proteger y promover esto en el entorno laboral y apoyar a las y los trabajadores con trastornos mentales.
Referencias:
Organización Mundial de la Salud. (17 de junio de 2022) Salud mental: fortalecer nuestra respuesta https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response
Naciones Unidas (8 de octubre 2021) Con la pandemia, aflora la urgencia de atender la salud mental y la falta de servicios para hacerlo. https://news.un.org/es/story/2021/10/1498052
Organización Internacional del Trabajo (28 de septiembre de 2022) Salud Mental en el Trabajo. https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_856931/lang–es/index.htm
Unam Global Revista. (30 de abril de 2023) México: alarmantes cifras de estrés laboral. https://unamglobal.unam.mx/global_revista/mexico-alarmantes-cifras-de-estres-laboral/#:~:text=Datos%20del%20Instituto%20Mexicano%20del,y%20Estados%20Unidos%20(59%25).
Soto. D. (13 de enero de 2023) Aumentan los casos de depresión en México tras la pandemia de Covid-19. https://politica.expansion.mx/mexico/2023/01/13/dia-mundial-contra-la-depresion-2023-aumentan-casos-mexico
Cita: (Soto, 2023)
Paola Rodríguez
Consultora Senior